Preguntas que debes saber en una entrevista

El diario español Expansión publicó una serie de preguntas que siempre se incluyen en una entrevista de trabajo, las cuales podrías preparar previamente para sentirse más cómodo en el momento de enfrentarse con el reclutador.

La clave es ser sincero, porque si se aprenden de memoria las respuestas y el reclutador reformula la pregunta, podría generar el efecto contrario. También es importante que, durante toda la entrevista, se demuestre que uno es el mejor candidato para el puesto.

1. Defínete a ti mismo en tres palabras.

Es importante que escojas bien las tres virtudes y seas original. Puedes explicar cada una pero no te extiendas más de un minuto en la respuesta.

2. ¿Por qué quieres trabajar para esta empresa?

Para responder acertadamente esta pregunta, conviene haber investigado un poco sobre la compañía y el puesto de trabajo al que aspiras, es una manera de demostrar interés. Evita hablar mal de tu empresa o jefe anterior.

3. ¿Cuáles eran tus funciones en tu último puesto de trabajo? 

Describe el puesto pero dale mayor importancia a los aspectos que estén relacionados con el cargo al que estás interesado.

4. ¿Por qué quieres dejar tu trabajo actual? 

Si estás desempleado la pregunta sería por qué te fuiste o por qué razón te despidieron. Siempre trata de parecer sincero, lo mejor sería que lo fueras. Una vez más, evita las críticas a otras empresas y las descalificaciones personales, dale mayor importancia a tus ambiciones e interés en seguir aprendiendo.

5. Describe una situación en la que hayas trabajado bajo presión y sorteado bien el problema. 

Trata de que sea una situación real y aplicable al puesto que quieres ingresar.

6. Háblame de una situación en la que no actuaste correctamente, y qué fue lo que aprendiste de ello.

Todos cometemos errores, no trates de ocultarlo poniendo como ejemplo un error insignificante, demuestra sinceridad.

7. ¿Crees que trabajas bien en equipo?

Como es lógico, todo el mundo responde afirmativamente a esta pregunta. Intenta ser original con el ejemplo.

8. ¿Dónde te ves dentro de cinco años? 

Intenta no aparentar ser una persona excesivamente ambiciosa. Céntrate en tus objetivos a corto plazo y que sean reales.
9. ¿Qué es para ti lo más importante en un puesto de trabajo?
Investiga un poco la forma de trabajar en la compañía y adapta tu mensaje.

10. Háblame de ti, ¿Qué aficiones tienes? 

Con esta pregunta, el entrevistador trata de hacerse una idea más fiel de tu personalidad. Trata de combinar aficiones individuales con otras que se disfrutan en equipo. Y si tienes alguna fuera de lo común, destácalo. Las empresas buscan personas creativas e inquietas, no buscan clones ni robots.

Pregunta trampa: Antes de finalizar la entrevista, seguramente le hagan la pregunta trampa: ¿Cuánto te gustaría ganar?

No intente esquivarla porque no es una buena señal para el reclutador. Deje en claro que no es su motivación para obtener el puesto, pero establezca una cifra que no sea excesiva y se adapte a los precios del mercado.

¿Cómo enfrentar una entrevista en inglés?

Para nadie es novedad que hablar inglés es un requisito fundamental para conseguir un buen empleo en el competitivo mundo laboral de hoy. Pero esto no es todo.


Quienes anhelan con ser contratados por grandes empresas y corporaciones, probablemente deban demostrar estos conocimientos a través de pruebas y entrevistas en el mismo proceso de selección. No bastará solo con ostentar en el currículum.

Si te llaman a concretar una entrevista en inglés, no pierdas la calma y sigue estos consejos:

Practica de antemano

No llegues al día de la cita sin haber practicado un poco y esperando que todo se resuelva. Por más confianza que sientas en tus habilidades en inglés, siempre es importante prepararse y obtener un poco de feedback.

Investiga la empresa

Otro gran error es acudir a la entrevista sin haber investigado a la empresa contratante de antemano. Entender los objetivos y la cultura de la organización es fundamental para que seas tenido en cuenta como un candidato serio.

Utiliza vocabulario sencillo pero amplio

No tienes por qué complicarte con entruncadas oraciones. Recuerda que el inglés es un idioma sumamente sencillo y pragmático. Apégate a esta simpleza y familiaridad, pero preocúpate por tener un vocabulario amplio.

No te enfoques en el acento, cuida la dicción

Hablar con fluidez sin que se note un mínimo acento es casi una utopía. Tus entrevistadores saben perfectamente que tu lengua materna es el español, y no se preocuparán para nada de tu acento. A lo que sí le debes prestar atención es a la dicción, es decir, a pronunciar bien las palabras y hablar lento y pausado para que se te entienda.

 

Fuente: Universia

Employer Branding: tu reputación como empleador

No existe una sola empresa que no aspire a la excelencia, es decir, a ser la mejor en su ramo (y si existe alguna, está destinada a desaparecer pronto… muy pronto). Asimismo, todo líder de una compañía sabe que para destacar en su mercado requiere atraer al mejor talento disponible y establecer una cultura laboral sólida.

¿Alguna vez te has preguntado si estás haciendo todo lo que está en tus manos por tener a los mejores profesionistas en su ramo? ¿Si tu empresa es un lugar donde los empleados más destacados ansíen estar y permanecer durante años?

Así como las empresas invierten en estrategias de marketing para promocionar sus productos y servicios, es importante que implementen una estrategia para convertirse en un lugar atractivo para trabajar. A esto se le conoce como Employer Branding.

La Employer Branding es, básicamente, la reputación que tiene una empresa como empleador. El término fue acuñado en Estados Unidos a principios de los noventa, y ha sido adoptado por la comunidad global para convertirse en un término básico del glosario de los Recursos Humanos.

¿Por qué es importante tener buena reputación?

Ser un lugar de trabajo atractivo para los trabajadores es mucho más que un capricho. Es, en gran medida, lo que permite atraer, reclutar y retener a los empleados más valiosos, lo que en última instancia permitirá alcanzar los objetivos de la empresa. Esta estrategia para presentarse como una empresa “deseable” debe ir dirigida no sólo a futuros colaboradores, sino también a los trabajadores actuales, a clientes y posibles inversionistas.

Para que una empresa pueda atraer el mejor talento no basta que ofrezca sueldos altos: debe esforzarse por construir una identidad sólida, confiable, distintiva y aspiracional. Estas son algunas claves para mejorar el Employer Branding de un negocio:

-Establece la misión, visión, objetivos y valores de tu empresa. Formula una estrategia para comunicarlos con claridad a todo tu personal.

-Encuentra qué es lo que distingue a tu empresa de las demás, cuál es el valor que ofrece a sus empleados actuales y potenciales.

-Pregúntate si tu empresa se preocupa por asegurar un balance de vida a sus empleados, así como posibilidades de crecimiento profesional.

-Define cuáles son las acciones de responsabilidad social que realiza tu compañía.

-Realiza mediciones constantes para medir el desempeño y la motivación de tus empleados. Establece indicadores clave de rendimiento (KPI) y haz un seguimiento con el fin de realizar mejoras continuas.

-Formula un plan integral para asegurar que la compañía esté contratando y reteniendo el mejor talento. El papel del área de recursos humanos es encontrar al mejor candidato posible para un puesto, y el del área de marketing y comunicación, posicionar la empresa como un lugar con una excelente cultura organizacional. 

 

Fuente: Entrepreneur

5 tips para lograr la calidad total dentro de tu empresa

Si te parece que los buenos momentos dentro de tu organización han pasado y percibes un ambiente de desmotivación en cada rincón, esto te puedo interesar. Considerando a la corriente administrativa de Total Quality Management podemos entender que la calidad se refiere simplemente a cumplir con los requerimientos y expectativas del cliente. Parece ser muy simple sin embargo, para llegar a esto será necesario que se cumplan una serie de factores internos y externos dentro de tu organización.

Con respecto al tema Marcelo Arumir, Operational Excellence Leader de Ricoh Mexicana, nos comenta:

“Para poder adquirir, crecer y retener clientes, es necesario conocer sus necesidades y la forma en que se van a atender, por lo mismo implementar un sistema de calidad exige a la organización revisar sus procesos para uniformar la operación y así tener indicadores de desempeño que permitan a la Alta Dirección tomar las decisiones adecuadas”.

Aquí te presentamos algunos consejos que te ayudaran a mejorar las condiciones actuales dentro de tu empresa y que te acercaran a la calidad total que tanto deseas.

1. Realiza encuestas de clima organizacional con tus empleados

Aunque es importante tener una retroalimentación constante con cada uno de los miembros del equipo, resultará fundamental la aplicación de una encuesta de clima organizacional, un diagnóstico de necesidad de capacitación u otra herramienta similar. Su carácter confidencial será clave para que los empleados profundicen en todas las áreas de oportunidad que existan para mejorar su actitud en tu empresa.

Siguiendo un antiguo proverbio chino: “Un hombre sin una sonrisa en la cara no debería abrir una tienda”.

2. Realiza encuestas de satisfacción

Ya lo hiciste internamente ahora hagámoslo con los clientes. Conocer sus opiniones te ayudará a tener una visión clara de los atributos que más influyen en sus preferencias. Recuerda incluir indicadores de recomendación y recompra y sobretodo cruzar la información con los resultados obtenidos de la encuesta de clima organizacional.

Como diría Bill Gates, fundador de Microsoft: “Tú cliente más insatisfecho es tu mejor fuente de aprendizaje”.

3. Concreta un adecuado diagnóstico con un consultor externo

Así como un médico no debe realizar una operación a un miembro de su familia tú no debes tomar medidas arbitrarias sin considerar a un especialista externo que te apoye en la tarea. La estrategia a seguir siempre será más rica con el soporte de alguien que no se haya contaminado con tanta información de la empresa.

Como diría el gran filósofo Nietzsche: “Hay quienes no pueden aflojar sus propias cadenas y sin embargo pueden liberar a sus amigos”. 

4. Capacítate y capacita a tu equipo

Al igual que en el avión es importante ponerte a ti mismo la máscara de oxígeno y después ponérsela a los demás. Todos los procesos de calidad empiezan con educación y terminan con educación ya que el aprendizaje es continuo. Es importante partir de las competencias generales como comunicación, liderazgo y trabajo en equipo sin olvidarnos de los temas especializados y exclusivos de nuestra empresa.

Buda, fundador del Budismo, nos dice: “Para enseñar a los demás, primero has de hacer tú algo muy duro: has de enderezarte a ti mismo”.

5. Establece un proceso de mejora continua

Es importante establecer un esquema de reciprocidad en donde tanto los directivos como el resto del personal cumplan con los compromisos establecidos. Olvida las imposiciones totalitarias y obsesivas más bien piensa en adecuaciones incluyentes tomando en cuenta a todos los involucrados. En este proceso se deben dividir las tareas y compromisos con una comunicación eficiente y una clara disposición de cambio. Deberás hacer revisiones periódicas para cerciorarte de que los cambios den resultado o en su caso redireccionar los esfuerzos.

En conclusión la calidad no debe resumirse cómo la manera de mejorar la productividad sino como un mecanismo que permita mejorar las actitudes y comportamientos de todo el talento humano que tienes alrededor.

Citando nuevamente a Marcelo Arumir, Operational Excellence Leader de Ricoh Mexicana: “La calidad es “planear”, “ejecutar”, “revisar” y “mejorar”, algo que cada uno de nosotros hacemos día a día en actividades cotidianas”.

Si quieres que trascienda tu sueño empresarial no llores por lo que sale mal, más bien sonríe por esa nueva inspiración que nace cada día en ti.

Fuente: Entrepreneur

¿Te distraes fácilmente? 4 consejos para mejorar tu concentración

No importa si se trata de estudio, trabajo o incluso diversión, lo cierto es que para muchos de nosotros enfocar la mente en una tarea específica durante un buen rato nos puede resultar difícil.

Pero aunque te cueste, no todo está perdido: según expertos, es posible entrenar a tu mente y jugarle algunos trucos para que deje de divagar y se centre en la misión que tiene por delante.

Aquí te presentamos algunos consejos, muy sencillos de poner en práctica.

1. Aliméntate e hidrátate

Si te saltas el desayuno, la adrenalina entrará en acción y te hará sentir estresado, explica Harriet Griffey, autora del libro “El arte de la concentración”.

Vaso de agua

Lo que es bueno para el cuerpo, también lo es para el cerebro: combina proteínas con carbohidratos para estabilizar los azúcares en la sangre y bebe agua en abundancia, ya que la deshidratación reduce tu capacidad de concentración.

2. Dale más a tu mente

Según una teoría propuesta hace casi dos décadas por la profesora de psicología y ciencias del cerebro del University College de Londres Nilli Navie, añadir deliberadamente ciertas distracciones, como por ejemplo incluir sonido de fondo mientras tratas de concentrarte, reduce las chances de que te distraigas.

Esta teoría, que en inglés se llama Load theory y que en español podría traducirse como teoría de la sobrecarga, sugiere que esto funciona porque nuestra atención es un recurso limitado.

Así, si llenas cada espacio de tu atención con algo, no queda sitio para ninguna otra clase de distracción.

3.Haz garabatos

Según reseña la revista científica New Scientist, en un estudio se le pidió a un grupo de voluntarios que escuche una grabación con una voz particularmente aburrida.

Dibujos

Aquellos a los que se les permitió hacer garabatos en una hoja mientras escuchaban la grabación recordaban más lo que ésta decía.

El contenido de los dibujos también resultó importante: si los garabatos están relacionados con lo que estás intentando memorizar, pueden considerarse como un deambular intencional de la mente, que puede ayudar a que te concentres en la tarea que tienes que realizar.

4. Haz una pausa y sal a la plaza o al parque

A diferencia de un entorno urbano, un ambiente natural ayuda a liberar estrés.

Joven caminando en el parque

Una investigación de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, le pidió a un grupo de estudiantes que se de un paseo por la ciudad, mientras que otro fue enviado a dar una vuelta por una sitio verde, lleno de árboles.

El segundo grupo obtuvo una puntuación mejor en pruebas de concentración.

Si tienes un parque cerca, tómate un descanso y siéntate en el pasto o da una vuelta por allí.

El ejercicio también te ayudará a reducir la ansiedad y aumentar tu capacidad mental.

 

Fuente: BBC

¿Cómo nos quitamos el miedo a emprender?

Tengo que hacer una confesión: a veces dejo de hacer cosas o las retraso tanto como pueda porque me da miedo. Tal vez para muchos esto sea obvio pero para mí no lo era hasta que Federico Casas me lo dijo. Últimamente me ha dado por preguntar a mis amigos emprendedores con más experiencia que yo (“emprendedores seriales” hay que decirles) cuáles son algunos de los miedos específicos que identifican en el proceso de emprender y cómo o cuándo fue que lograron superar estos miedos.

Creo que el primer miedo es obvio, en general todos los emprendedores vivimos con el miedo a fracasar. Aunque sea totalmente válido, aunque sepamos que no todos lo vamos a lograr a la primera, ese miedo no se va. Nunca.

Ese miedo es el que nos hace levantarnos todos los días a trabajar aunque sepamos que las utilidades van a llegar mucho después, aunque existan partes del proceso de emprender que odiemos pero que sabemos que son necesarias. Ese miedo es el que nos obliga a buscar ayuda, alternativas de financiamiento, alianzas. Y nos tragamos el orgullo y nos quedamos sin dormir aprendiendo cosas nuevas, peloteando ideas.

Otro de los miedos (aunque ese va y viene) es el “qué dirán” porque uno se avienta a poner su propia empresa basado en los ejemplos de otros, en las historias de éxito, en su “sueño” de hacer algo propio y cambiar el estilo de vida. Y luego vienen los comentarios que, aunque casi siempre vienen desde una postura de preocupación porque nos quieren, de alguna manera nos desaniman. Que si ya empezamos a ganar dinero, que si hicimos mal en invertir todos los ahorros, que si no trabajamos demasiado y tal vez sería mejor buscarse un trabajo más estable.

Lo entendemos, les preocupa, pero a veces esa preocupación solo nos añade estrés al que ya tenemos por default como emprendedores. Y nuestro miedo al fracaso se hace cada vez más grande, y perdemos la perspectiva de nuestros pequeños logros simplemente porque todavía no entramos en la lista de “los más influyentes”.

Finalmente, está ese miedo al arrepentirse en el futuro (en realidad todavía no sé cómo llamarle) que es el que tiene que ver con ese imaginario “momento ideal” para emprender. ¿Es buen momento ahora? ¿Después? Entre mis modelos a seguir, además de mis familiares, está el ejemplo de Rodrigo Aguilar, co-fundador de Gazen que me dijo que ese miedo a veces tiene que ver con la presión y los estándares sociales “a mi edad, la mayoría de personas de mi generación ya cuentan con un trabajo fijo, estabilidad y sueldos decentes que les permite una mejor calidad de vida” y sin embargo, él tomó el riesgo y -creo yo- no le fue tan mal.

¿Es tal vez otro constante el miedo a perder la estabilidad? Pero si esa nadie la tiene segura. ¿Cómo superamos estos miedos? El primer paso es ser honestos con nosotros mismos y aprender a identificar los miedos. Luego, trabajar a pesar de ellos poco a poco. Entender que el mejor momento para emprender no existe y que siempre habrá muchos riesgos y personas preocupadas por seguirnos la pista, por ayudarnos a salir adelante o por intentar convencernos de cambiar de idea.

Los miedos siempre van a estar ahí, lo intentes o no lo intentes así que lo que cuenta aquí es hacerlo a pesar del miedo y repetirse a uno mismo “al menos lo intenté” antes de reprocharnos #PeroQueríasSerEmprendedor.

Como lo explicó Federico: “moverme hacia adelante a pesar del miedo, a no paralizarse e identificar cuando estoy tomando acciones basadas en una preocupación. Cuando emprendo un nuevo proyecto trato de identificar cuál es ese correo que llevo días sin responder, ese pendiente que no logro empezar y siempre atrás de ellos está un miedo, por lo tanto esas suelen ser las tareas críticas que si las hago daré los pasos más grandes hacia adelante” y sí.

Aquí es cuando admito que yo no me había dado cuenta de que había “pendientes” que sólo son míos y que he dejado para luego porque me da miedo fracasar después de tanto esfuerzo. Me sentí culpable por un par de días y a decir verdad, todavía estoy tratando de definir cuál de todos ellos voy a realizar primero.

 

Fuente: Entrepreneur

Usa estas señales para saber si eres un líder débil

La mayoría de las personas asocian un líder débil con una persona dócil, tímida y callada. Aunque en ciertos casos puede ser así, los malos dirigentes también pueden ser explosivos, dominantes y un tanto dictadores.

Puedes tener todo el éxito del mundo en la incorporación de nuevos clientes, el desarrollo nuevos productos y servicios, métricas de productividad, etcétera, pero si las personas no te están buscando para estar en tu equipo, entonces eres una cabeza de este tipo.

Estas son siete actitudes que revelan si eres un líder débil.

1. Tu equipo sufre de burnout
Ser ambicioso y tener ímpetu son señales de muchas cabezas de proyecto efectivas. Sin embargo, si estás haciendo que tu equipo trabaje excesivamente e intercambias a sus miembros de manera indistinta, entonces no estas aprovechando tus recursos. Recuerda que los pequeños éxitos de productividad que tengas hoy pueden afectar la salud de tu equipo a largo plazo.

El manejo constante de crisis puede convertirse en una forma de vida que destruya la moral de tus empleados y termine por ahuyentarlos. En todos los negocios existen épocas donde se requiere “echar toda la carne al asador” pero ese no puede ser el estado natural. Las personas también necesitan recargarse.

2. Evitas tomar decisiones difíciles
Hay que tomar una decisión y tú te sales por la tangente. Esto puede deberse a que necesitas estar 100 por ciento seguro de la elección que harás o porque no tienes confianza en tus habilidades. Así que le pides a tus subordinados obtener más “datos duros” para poder estar más confiado. Esperas hasta el último momento para decidirte pues así puedes decir que te equivocaste porque “el equipo” se quedó sin tiempo para reunir suficiente información.

3. No sabes dar buenas direcciones
Quieres sacar un proyecto lo más rápido posible pero no has pensado cómo lograrlo. Reunes a tu equipo para tener una junta para comenzar a trabajar rebotando ideas en voz alta. Sin embargo, la falta de dirección hace que la discusión se pierda en tangentes confusos, por lo que al final de la reunión tu equipo sigue sin saber cuál es el rumbo a seguir, cuáles metas deben alcanzar y muchas áreas de acción quedan abiertas a la interpretación.

Al final, le dejas  tus subordinados la responsabilidad de interpretar qué es lo que quieres. Una señal segura: después de tener junta contigo, el equipo sale confundido y sabe que este nuevo proyecto será un desorden…como todos los demás.

4. Humillas a los miembros de tu equipo en público
No hay mejor manera de hacerse de una mala reputación como dirigente que regañar groseramente a uno de tus subordinados en frente de otras personas.  Puedes pensar que alguien hizo algo que necesita corrección, pero hacerlo de manera pública sólo demuestra que eres una persona inestable.

Los líderes débiles tienden a humillar a otros para sentirse mejor con ellos mismos. Si alguien de tu equipo merece tener una crítica constructiva, hazlo en privado. Hacer una “escenita” en una junta sólo  incomoda a los demás miembros del proyecto y no te deja en una posición de poder. Por el contrario, las buenas personas reaccionarán a la humillación y conseguirás distanciarte de un equipo que entregará resultados mediocres porque te tienen miedo.

5. Prometes pero no cumples
Entras juntas con los directores de la empresa o con un cliente importante y para asegurar tu posición, haces promesas irreales. Esto hace que te veas bien en el momento pero rara vez cumples con lo pactado o peor, dejas que sea tu equipo el que se encargue de cumplir tu palabra. Acciones así sólo disminuyen tu credibilidad y te expone como un individuo de “mucho ruido y pocas nueces”.

6. Le pides a muchas personas trabajar en lo mismo (y lo haces en secreto)
Es buena idea tener diversas opciones, pero no decirlo abiertamente ante tu equipo hace que las personas se enojen y se frustren cuando descubren que los apartaste en secreto de su operación habitual para realizar un proyecto en el que muchas personas están participando. Esto es especialmente dañino cuando eliges el proyecto que vas a utilizar, pues invariablemente mandas la señal de que no confías en tu equipo para realizar una buena propuesta de manera individual.

7. No das retroalimentación honesta
Evitas dar críticas constructivas porque no quieres lastimar los sentimientos de las personas. Ya sea que se trate de su desempeño, las posibilidades reales que tienen de recibir un aumento o si crees que son material para tu equipo, crear expectativas irreales es muy dañino pues genera amplia confusión cuando estas no se cumplen. Dar buena retroalimentación es la marca de un líder fuerte.

Fuente: Entrepreneur

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