La felicidad en el trabajo sí existe
¿Felicidad en el trabajo?… ¿Qué?, ¿de qué estás hablando? Podemos hablar de felicidad por un lado y de trabajo por el otro, pero estas dos palabras en la misma oración hacen corto circuito. Ser feliz en el trabajo es imposible… ¡Es trabajo! A la felicidad la dejamos en la puerta de entrada a la oficina -junto al reloj checador- y la recogemos al salir.
Existe la idea generalizada de que el trabajo es una obligación con la que tenemos que cumplir para ganarnos la vida y que no tiene que gustarnos. El trabajo es algo que se tolera solamente. Vivimos esperando con ansias los viernes y el domingo en la tarde empieza a recorrernos una especia de desánimo y pesadez que anuncia la próxima llegada del odiado lunes.
A mí me parece que esta manera de pensar es desgastante y un cambio de enfoque nos vendría bien. Hoy me gustaría compartir contigo algunos conceptos interesantes que ha encontrado la ciencia con respecto a la importancia de ser feliz en el trabajo.
El trabajo es fundamental para nuestro bienestar. Gallup, una empresa estadounidense que realiza encuestas de opinión en todo el mundo, se dio a la tarea de investigar qué explica el bienestar de una persona. Los resultados de encuestas en más de 150 países permitieron identificar 5 elementos del bienestar que son universales: bienestar en el trabajo, bienestar social, bienestar financiero, bienestar físico y bienestar en la comunidad. Y, ¿quieres saber cuál de estos 5 elementos salió como fundamental? El bienestar en el trabajo.
¿Por qué?
Por un tema de identidad y otro de tiempo. Nuestro trabajo en gran parte nos define. Cuando nos preguntan y “¿Qué haces?” o “¿A qué te dedicas?”, respondemos justo lo que hacemos en el trabajo. Es parte de lo que somos y en buena medida determina la calidad de nuestras vidas.
Dónde vivimos, los amigos que tenemos y las oportunidades que se nos presentan están altamente influenciadas por el trabajo que hacemos. Por otro lado, en la oficina o en el lugar de trabajo es donde pasamos la mayor parte del tiempo. Es donde estamos de 9:00 de la mañana a 5:00 de la tarde -si bien nos va- cinco días a la semana, cincuenta semanas al año durante unos 40 años.
Cuando nuestro trabajo no está alineado con lo que disfrutamos haciendo se generan problemas en otras áreas de nuestras vidas. ¿Has tenido un mal día o una mala racha en el trabajo?, ¿cómo llegas a tu casa? o ¿cómo llega tu pareja a la casa después de un pésimo día en la oficina? Los costos físicos y mentales de la frustración y el estrés profesional pueden ser muy altos.
Estudios sobre satisfacción en el trabajo muestran que los daneses son la fuerza laboral más feliz del mundo. Incluso tienen una palabra especial para referirse a la felicidad en el trabajo: Aberjdsglaede. Para la mayoría de los daneses, el trabajo no es únicamente un medio para ganar dinero, sino una fuente de satisfacción personal. En Dinamarca existe una filosofía de trabajo basada en felicidad y la expectativa es pasarla bien. ¿Qué pasaría si cambiáramos nuestra manera de pensar con respecto al trabajo y en lugar de verlo como un mal necesario lo viéramos como un espacio donde podemos aprender, desarrollar nuestras habilidades y pasarla bien? Me parece que los lunes dejarían de ser tan tenebrosos.
Otro concepto interesante detrás de nuestras ideas sobre el trabajo tiene que ver con la relación entre el éxito y la felicidad. Si ponemos atención a las personas que nos rodean y a nuestros estilos de vida es posible observar que la mayoría funcionamos bajo la lógica de la siguiente fórmula: el éxito lleva a la felicidad. En otras palabras, tenemos que ser exitosos para ser felices.
Si estudiamos mucho, trabajamos duro y competimos fuerte seremos exitosos y cuando seamos exitosos, entonces seremos felices. Cuando gane más dinero, cuando me suban de puesto, cuando me gradúe, cuando me cambie de casa, cuando tenga un mejor carro, cuando me case, cuando adelgace voy a ser feliz. Este patrón de pensamiento explica en buena parte lo que nos motiva en la vida y nuestra manera de vivir. Estos atrapados en la “trampa del cuando”.
El problema es que esta fórmula no funciona muy bien. Shawn Achor, experto en felicidad en el trabajo, argumenta que si el éxito causa felicidad entonces cada persona que recibe una promoción o un aumento de sueldo, cada estudiante que es aceptado en una universidad o cualquier persona que ha alcanzado una meta debería ser feliz.
Pero sucede que cuando alcanzamos una meta inmediatamente ponemos otra más alta y nuestra definición de éxito se vuelve más exigente. Al final parece que la felicidad nos queda siempre un paso adelante. Siempre a la vuelta de la esquina.
La ciencia nos dice que la fórmula está al revés: felicidad primero, éxito después. No es que la fórmula tradicional no sirva. Después de todo es el patrón que hemos venido siguiendo y ahí la llevamos. Pero esta nueva fórmula es mucho más eficiente y genera menos fricción. ¿Por qué? Porque cuando nos sentimos bien tenemos acceso a nuestros recursos de mejor calidad, funcionamos mejor y ser exitosos se vuelve más fácil. Si quieres conocer un poco más sobre las ventajas de la felicidad sigue este vínculo.
Con lo anterior vale la pena reflexionar… ¿Me gusta mi trabajo o lo veo sólo como un medio para ser exitoso y luego ser feliz? ¿Busco el éxito a costa de mi bienestar? Hay muchas personas allá afuera con carreras muy exitosas que no disfrutan lo que hacen y sufren las consecuencias personales del desgaste. Trabajar en nuestra felicidad primero es una buena idea pues alcanzar el éxito se hace más probable.
Por último… Ser feliz tiene ventajas en el trabajo. Los empleados relativamente más felices reciben mejores evaluaciones en sus reportes de desempeño, tienen mayores sueldos y son promovidos más rápido. Desarrollar la habilidad de ser feliz es una excelente idea si quieres crecer dentro de tu organización pues resalta tus competencias. Te conviene.