Inevitablemente, todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos afecta. Y es que las personas con las que nos relacionamos día a día pueden llegar a influir más de lo que pensamos a nivel personal y profesional.
Un grupo de investigadores de EEUU ha estado estudiando los comportamientos de los empleados de varias firmas de tecnología, y los resultados publicados en Kellog Insight han sido sorprendentes.
En el lado positivo de la balanza, las conclusiones a las que llegaron es que cualquier trabajador de la organización podía influir positivamente en otro siempre que se sentara en un radio de ocho metros.
Esto implicó un 15% más en productividad, lo que, en algunos casos, llegó a suponer un millón de dólares más a final de año.
Sin embargo, también descubrieron una parte mala. Y es los compañeros más conflictivos afectaban negativamente al rendimiento de otros asalariados. Tanto es así que, en ocasiones, estos trabajadores quedaban relegados de su puesto, e incluso, eran despedidos.
Todo esto implica una conclusión clara: el ambiente laboral influye en la productividad de los empleados.
El efecto spillover
Este estudio realizado por Dylan Minor y cuyo coautor es Michael Housman se centró sólo en los trabajadores tóxicos. Los investigadores analizaron más de 58.000 horas de trabajo de 11 compañías distintas y, como hemos adelantado, los resultados fueron impactantes.
Descubrieron que esas “manzanas podridas” costaban unos 12.800 dólares en pérdidas a cada empresa.
Aún así, la situación no es tan sencilla. A día de hoy, la “multitarea” es una situación extendida entre muchas compañías. Por eso, descubrieron que muchos trabajadores sobresalían en unas áreas, mientras que en otras crean un ambiente negativo.
En estas segundas, comprobaron que muchos de los que se sentaban a su alrededor acabaron siendo despedidos ya que su comportamiento no era el correcto y, por lo tanto, hicieron que disminuyera la productividad de los mismos.
Por otra parte, y tal y como hemos explicado al principio, no todo van a ser malas noticias. En esta misma investigación también se descubrió que aquellos compañeros que creaban un ambiente laboral positivo ayudaban a mejorar el rendimiento de aquellos que tenían alrededor.
Otra de las conclusiones a las que llegaron es que los compañeros tóxicos eran más influyentes que los positivos, y propagaban su negatividad mucho más rápido que los buenos empleados. Sin embargo, una vez que los “trabajadores malos” eran despedidos o cambiados de departamento, la productividad aumentaba rápidamente.
Por esa razón, los investigadores dieron algunos consejos a los responsables de las empresas. “Lo primero que hay que tener en cuenta es que no hay un trabajador perfecto“, explica Minor.
Simplemente, hay trabajadores que son mejores en unas cosas que en otras. Por esa razón, la clave para que una empresa funcione se basa en encontrar distintos especialistas en un área que encajen entre sí para que puedan trabajar juntos.
Los expertos recomiendan a los jefes pensar en las fortalezas que quieren destacar en una determinada área. A continuación, y basándose en las cualidades que tienen los superiores, deben pensar en si quieren emparejar a personalidades similares o complementarias.
Es decir, si tienes un líder responsable, tienes que pensar si ese departamento necesita una figura que le ayude a continuar con esta habilidad o, si por el contrario, necesitan a alguien más creativo.
Dependiendo de las necesidades de los departamentos, deberán tomar una decisión u otra.
Fuente: Ticbeat